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Ayer viendo el noticiero vi una mujer que lloraba desconsoladamente gritando que su hijo no era un delincuente, que había sido criado en una buena familia, que tenia siempre buenas notas, que era generoso y un hombre de bien. Que, en todo caso si era un delincuente la culpa de esto la tendría su esposa “esa mujer lo cambio” repetía la señora, con la convicción absoluta de que su nuera era capaz de cambiar hasta al hombre mas noble.

Y no es la única por supuesto. Hay una especie de mito popular que le entrega a la mujer un titulo de estratega y manipuladora. Sin ir más lejos cuando un grupo de música se separa, siempre acusan a la mujer de uno de sus miembros. Cuando un amigo deja de salir, dicen que es por la novia. Cuando un hombre no tiene plata, aluden que atrás hay una mujer que solo gasta. Cuando hay un deportista que no entrena hay siempre una chica en su cama la noche anterior.

Sin embargo al mismo tiempo la lógica de las conversaciones femeninas dice que en estas aparece con más fuerza otra idea. “que los hombres son incapaces de cambiar “como cuando por ejemplo una chica cuenta que el novio se olvido su cumpleaños y sus amigas para consolarlas le decia que los hombres nunca cambiaran. “acéptalo o déjalo” insistían.

Entonces aparentemente una mujer no podrá influir en la vida de nosotros, el que nace mujeriego así morirá, quien es irresponsable seguirá siéndolo. Y el que es egoísta y desinteresado nunca será buen marido o padre.

Entonces, ¿Cuál es la verdad? ¿Son ciertas sus mitologías o las nuestras? ¿Pueden las mujeres hacernos perder una fortuna y dejar el rock?

Realidad o ficción, historia antigua o chisme actual, la verdad es que muchas veces las madres tienen razón. Aunque ellas no logren que nosotros levantemos la tapa del inodoro, sabemos que podemos llegar a hacer cualquier cosa por el amor de una mujer, quizás sean ellas, quizás nosotros o quizás los dos. Quizás no halla un hombre que pueda ser cambiado por una mujer pero si mujeres capaces de cambiarlo todo. Un hombre, un grupo de rock, una guerra o por que no la historia de mi vida.

Para bien, para mal, para siempre o por un rato, VOS me la cambiaste.